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sábado, 8 de septiembre de 2007

It wasn't the beginning

I remember one morning...

getting up at dawn...

there was such a sense of possibility!

You know? That feeling?

And...and I remember thinking to myself:

"So this is the beginning of happiness..."

"This is where it starts!

And, of course, there'll always be more."

Never occurred to me

it wasn't the beginning,

It was happiness.

It was the moment...

Right then.


The Hours

miércoles, 18 de julio de 2007

Pala

-Ahora y aquí, muchachos— repitió el pájaro una vez más, y bajó aleteando de su percha en el árbol muerto y se posó en el hombro de la niña. Ésta peló otra banana, entregó dos tercios a Will y ofreció el resto al mynah.

-¿El pájaro es tuyo?— preguntó Will.

Ella meneó la cabeza.

-Los mynah son como la luz eléctrica— declaró. No pertenecen a nadie.

-¿Por qué dice esas cosas?

-Porque alguien se las enseñó— respondió la chiquilla con paciencia. ¡Qué burro!, parecía insinuar su tono.

-¿Pero por qué le enseñan esas cosas? ¿Por qué Atención? ¿Por qué Ahora y aquí?

-Bien… -Buscó las palabras correctas para explicar lo evidente a ese extraño imbécil—. Eso es lo que uno siempre olvida, ¿no es así? Quiero decir, uno olvida prestar atención a lo que sucede. Y eso equivale a no estar ahora y aquí.

-Y los mynah vuelan de un lado a otro recordándolo… ¿Es eso?

La niña asintió. Por supuesto, era eso.

Un libro muy guay...

jueves, 5 de julio de 2007

Independence Day

Con un día de retraso, pero no quería quedarme sin recordar uno de los mejores momentos (junto con el final, en que el padre de familia borracho salva a la humanidad, y aquél otro en que Will Smith y el listo consiguen infectar a la nave nodriza...) de la película que vi (e hice ver a mi familia) cada viernes de mis 14 años (podría ser el síntoma de alguna enfermedad mental, pero de momento no ha habido más indicios tan claros). Por supuesto en su día me lo sabía de memoria...:

(Léase con tono del típico y auténtico presidente-héroe-súperpiloto joven, valiente e inteligente de los Estados Unidos de América dando el discurso definitivo).

Buenos días. En menos de una hora estos aviones se unirán a otros de todo el mundo para lanzar la mayor batalla aérea en la historia de la humanidad. La humanidad. Esa palabra adquiere hoy un nuevo significado. Tenemos que dejar a un lado nuestras insignificantes diferencias, y unirnos por un interés común. Tal vez el azar ha querido que hoy sea 4 de julio y que de nuevo vayáis a luchar por vuestra libertad. No para evitar tiranía, opresión, o persecución: sino la aniquilación. Lucharemos por nuestro derecho a vivir, a existir. Y si vencemos hoy, el 4 de julio ya no será únicamente una fiesta norteamericana, sino el día en que el mundo declaró al unísono: "No desapareceremos en silencio en la oscuridad, no nos desvaneceremos sin luchar. ¡Vamos a vivir!, ¡vamos a sobrevivir!". ¡Hoy, celebramos nuestro día de la independencia!

President Thomas J. Whitmore, Independence Day
Sí, es una americanada. Pero una americanada tan chula... Al menos si uno tiene debilidad por las cosas flipadas. :D

martes, 12 de junio de 2007

No somos tantos

Encendí un cigarrillo.

–Sigo pensando en esa bebida que mencionaste –dije–. No todo el mundo se habría atrevido a probarla. Creo que la mayoría no la habría probado.

Puse el mechero en la mesa, lo señalé y susurré:

–Esto es un mechero mágico. Si lo enciendes ahora, vivirás eternamente en la Tierra.

Me miró fijamente sin sonreír. Fue como si sus pupilas se iluminaran.

–Pero tienes que pensártelo mucho –precisé–, porque sólo tendrás una oportunidad, y nunca podrás revocar la decisión que tomes.

–No importa –dijo con altivez, y dudé respecto a la elección que hiciera.

–¿Quieres vivir hasta la edad normal del ser humano? –pregunté solemnemente–. ¿O quieres quedarte en la Tierra por los siglos de los siglos?

Frank levantó el mechero lenta pero resueltamente, y lo encendió.

Me impresionó. Llevaba casi una semana en la isla y ya no me sentía tan solo.

–No somos muchos –comenté.

Por fin sonrió, una amplia sonrisa. Creo que nuestro encuentro le había sorprendido tanto como a mí.

–No, al parecer no somos tantos –admitió.

Se incorporó y me tendió la mano por encima del vaso de cerveza.

Fue como si nos hubiéramos confiado el uno al otro que pertenecíamos al mismo orden selecto. Ni a Frank ni a mí nos daba miedo la idea de vivir eternamente. Lo que nos aterraba era lo contrario.

Maya, Jostein Gaarder.

viernes, 8 de junio de 2007

La conquista de la felicidad I

"Las conversaciones y los libros de algunos de mis colegas casi me han hecho llegar a la conclusión de que la felicidad en el mundo moderno es ya imposible. Sin embargo, he comprobado que esa opinión tiende a desintegrarse ante la introspección, los viajes al extranjero y las conversaciones con mi jardinero."

Bertrand Russell; La conquista de la felicidad, cap. 10.

jueves, 24 de mayo de 2007

La Biblia y sus interpretaciones

Hace un rato me ha recordado Coralí ese otro libro de Russell del que he leído algún trozo...: Por qué no soy cristiano. Y he pensado que no me iba a privar de copiar alguno de los fragmentos que recordaba. Tómenselo los creyentes con humor.

Luego, Cristo dice: «Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y quitarán de su reino a todos los escandalosos y a cuantos obran la maldad; y los arrojarán en el horno del fuego: allí será el llanto y el crujir de dientes.» Y continúa extendiéndose con los gemidos y el rechinar de dientes. Esto se repite en un versículo tras otro, y el lector se da cuenta de que hay un cierto placer en la contemplación de los gemidos y el rechinar de dientes', pues de lo contrario no se repetiría con tanta frecuencia. [...]

Hay otras cosas de menor importancia. Está el ejemplo de los puercos de Gadar, donde ciertamente no fue muy compasivo para los puercos el meter diablos en sus cuerpos y precipitarlos colina abajo hasta el mar. Hay que recordar que SI era omnipotente, y simplemente pudo hacer que los demonios se fueran; pero eligió meterlos en los cuerpos de los
cerdos. Luego está la curiosa historia de la higuera, que siempre me ha intrigado. Recuerdan lo que ocurrió con la higuera. «Tuvo hambre. Y como viese a lo lejos una higuera con hojas, encaminose allá por ver si encontraba en ella alguna cos-a: y llegando, nada encontró sino follaje; porque no era aún tiempo de higos; y hablando a la higuera le dijo: "Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti"... y Pedro... le dijo: "Maestro, mira cómo la higuera que maldijiste se ha secado."» Esta es una historia muy curiosa, porque aquella no era la época de los higos, y en realidad, no se puede culpar al árbol. Yo no puedo pensar que, ni en virtud ni en sabiduría, Cristo esté tan alto como otros personajes históricos. En estas cosas, pongo por encima de Él a Buda y a Sócrates.

Y al pensar en este escrito inevitablemente me he acordado también de la interpretación de la Biblia que hace La Página Definitiva, algunos de cuyos capítulos me han hecho llorar de risa. Aquí va algún trozo también.

En este punto de la historia las dudas nos invaden. Porque si Set, efectivamente, sustituía en alguna medida a Caín no podía ser hermafrodita (Caín demostró con creces que a macho pocos le ganaban). Así que, de nuevo, sólo dos opciones se nos antojan plausibles. O bien la caja toráfica de Set sufrió una alevosa agresión o bien Eva decidió repetir los dulces momentos pasados con su primogénito. Y, desgraciadamente (y decimos desgraciadamente por cómo deja esto a nuestra común ancestro) parece que todo apunta a la segunda de las opciones. ¿Por qué si no la Biblia iba a pasar tan de puntillas sobre el particular? ¿Cuál es el motivo de que en vez de dar nombre a la mujer de Set se omita cualquier dato sobre la existencia de una pareja del pobre chico? ¿Acaso no es el Libro tan aficionado a proporcionar larguísimas listas de nombres? ¿Qué está pasando aquí? Las respuestas son sencillas. Era preciso ocultar la ignominia y ése y no otro es el motivo del salto que sufre la narración.


Llegados a este punto, al parecer, la Humanidad, “comenzó a invocar el nombre de Dios”. Y, la verdad, con razón. Porque debe tenerse en cuenta que las dos ramas principales del entonces incipiente género humano eran los hijos de Caín (engendrados por la madre de éste al principio y luego suponemos que también por las propias hijas mayores) y los hijos de Set (“setitas”), que aparecen por un procedimiento similar. Si los Borbones que de vez en cuando juntan a algún primo con otro han acabado por llegar a ser lo que son, no es complejo suponer lo que debió ser la descendencia de esa gente. Si conservaron un mínimo de capacidad intelectiva es lógico que la emplearan en dar gracias al Señor o a quien fuera ante tal dádiva inmerecida.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Elogio de la ociosidad

Supongamos que, en un momento determinado, cierto número de personas trabajan en la manufactura de alfileres. Trabajando -digamos- ocho horas por día, hacen tantos alfileres como el mundo necesita. Alguien inventa un ingenio con el cual el mismo número de personas puede hacer dos veces el número de alfileres que hacía antes. Pero el mundo no necesita duplicar ese número de alfileres: los alfileres son ya tan baratos, que difícilmente pudiera venderse alguno más a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas; hay demasiados alfileres; algunos patronos quiebran, y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos y quedan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de los hombres están absolutamente ociosos, mientras la otra mitad sigue trabajando demasiado. De este modo, queda asegurado que el inevitable tiempo libre produzca miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?

[...]

En un mundo donde nadie sea obligado a trabajar más de cuatro horas al día, toda persona con curiosidad científica podrá satisfacerla, y todo pintor podrá pintar sin morirse de hambre, no importa lo maravillosos que puedan ser sus cuadros. Los escritores jóvenes no se verán forzados a llamar la atención por medio de sensacionales chapucerías, hechas con miras a obtener la independencia económica que se necesita para las obras monumentales, y para las cuales, cuando por fin llega la oportunidad, habrán perdido el gusto y la capacidad. [...] Los médicos tendrán tiempo de aprender acerca de los progresos de la medicina; los maestros no lucharán desesperadamente para enseñar por métodos rutinarios cosas que aprendieron en su juventud, y cuya falsedad puede haber sido demostrada en el intervalo.

Sobre todo, habrá felicidad y alegría de vivir, en lugar de nervios gastados, cansancio y dispepsia. El trabajo exigido bastará para hacer del ocio algo delicioso, pero no para producir agotamiento. Puesto que los hombres no estarán cansados en su tiempo libre, no querrán solamente distracciones pasivas e insípidas. [...] Los hombres y las mujeres corrientes, al tener la oportunidad de una vida feliz, llegarán a ser más bondadosos y menos inoportunos, y menos inclinados a mirar a los demás con suspicacia. La afición a la guerra desaparecerá, en parte por la razón que antecede y en parte porque supone un largo y duro trabajo para todos. El buen carácter es, de todas las cualidades morales, la que más necesita el mundo, y el buen carácter es la consecuencia de la tranquilidad y la seguridad, no de una vida de ardua lucha. Los métodos de producción modernos nos han dado la posibilidad de la paz y la seguridad para todos; hemos elegido, en vez de esto, el exceso de trabajo para unos y la inanición para otros. Hasta aquí, hemos sido tan activos como lo éramos antes de que hubiese máquinas; en esto, hemos sido unos necios, pero no hay razón para seguir siendo necios para siempre.

Bertrand Russell, Elogio de la ociosidad